¿Qué diferencia a un montacargas de un ascensor?

Si bien todos los dispositivos de elevación comunes en el mercado se suelen denominar como ascensores, existe una diferencia entre los modelos de estos: básicamente se basa en el uso que recibirá esta herramienta.

Mientras que los elevadores se reservan para el uso cotidiano de personas y ocasionalmente mercancías, los montacargas se utilizan exclusivamente para el transporte de mercancías como materiales u objetos.

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Aunque no es muy clara la diferencia para muchos, podemos tomar en cuenta otros factores para solucionar este problema, entre ellos: la estética, el diseño, el espacio en el que se instale y la normativa de seguridad que deba cumplirse en dicha área.

¿Qué normas deben cumplir los montacargas?

Al ser dispositivos que serán utilizados muy frecuentemente, lo indispensable es que sean resistentes, duraderos y que posean plataformas que permitan la rápida movilización de mercancías y personas mientras se mantiene la estabilidad y facilidad de carga o descarga.

¿Por qué? Porque dependiendo de su propietario puede variar su tamaño y velocidad de desplazamiento en base a su función. Por ejemplo, en hoteles, almacenes y restaurantes estos pueden tener una media inferior a la de los ascensores pero manejar velocidades superiores para desplazar platos, utensilios de limpieza u otros elementos propios de la actividad de estos rubros sin dañarlos.

Debido a su uso continuo, es normal que las exigencias sobre supervisión y mantenimiento sean mayores: hay países en los que se exige la garantía de seguridad tanto para quienes puedan utilizar estos dispositivos como para quienes rodeen el espacio donde se utilizan.

Esto último aplica especialmente a montacargas destinados a la movilización de grandes pesos, por ejemplo, montacoches y montacargas de almacenes industriales. Si bien existe un montacarga ideal para toda función, lo mejor que puede hacer es considerar la legislación local vigente en este aspecto, considerar sus necesidades al estudiar esta información y luego asesorarse para elegir, o realizar los cambios; obteniendo un montacargas seguro, práctico y resistente.