No es nuevo que la expansión de la ciudad, y la idea que tenemos de gran urbe cosmopolita, es de altura. Tanto los bloques de viviendas, como hoteles, oficinas e instalaciones de empresas, se desarrollan en edificios de gran altura e incluso rascacielos dando una nueva imagen a las metrópolis y afectando al sector inmobiliario.
Ya que todas estas nuevas edificaciones deben contar un ascensor para poder acceder a las plantas altas, las prestaciones de nuestras viviendas mejoran, encareciendo su valor en el mercado.
En términos generales, las propiedades que cuentan con un ascensor suelen tener un coste por metro cuadrado superior en comparación con aquellas que carecen de este servicio. Ya sea nueva construcción o vivienda antigua, la evolución para mejorar el bienestar y la comodidad de sus habitantes ha incentivado el uso de ascensores para fomentar la accesibilidad.
Así, decidir subir por las escaleras, o utilizar el ascensor, no es tan solo una forma de hacer ejercicio como un factor determinante en la tasación en el mercado y en el valor final del inmueble.
En los últimos años, la instalación de ascensores ha experimentado un impulso gracias a nuevas regulaciones y subsidios. A pesar de considerarse una inversión significativa, a veces difícil de afrontar, estas medidas han facilitado su adopción. Tomar la decisión de instalar ascensores en comunidades, especialmente cuando debe ser consensuada entre sus miembros, ha sido un proceso desafiante.
No cabe duda que las inversiones en accesibilidad son determinantes para la revalorización de un inmueble. Por lo que la inversión no solo se recupera, sino que llega a aumentar el valor del inmueble.